Talmid Jajam es una expresión muy conocida en el mundo de la Kabbalah. Significa “Aprendiz de Sabio”. No importa que tanto lleguemos a saber o a conocer, o que secretos ocultos se nos lleguen a revelar, el aprendiz de Kabbalah siempre debe considerarse a sí mismo como un Talmid Jajam, como una persona que aprende de todos y de todo.
La Sabiduría en Kabbalah al ser analizada desde el Universo de Yetzirá[1] es una de las dimensiones o sefirot del más alto nivel. Junto a la inteligencia o binah y el conocimiento o Daat conforman la llamada tríada superior del Árbol de la Vida, la cual concentra las magnitudes energéticas psíquicas que potencian el desarrollo intelectual del sujeto.
Cuando la persona es inteligente se dice que posee Binah. En esta dimensión se encuentran la conceptualización, la lógica y la razón. La ciencia de las matemáticas, entre otras, contribuye al desarrollo de esta Sefirá[2]. La Binah es como una madre arquetípica que se encarga de organizarnos la realidad del mundo inferior con tal de protegernos. Por esa razón, muy a menudo, el inteligente sufre mucho. En su afán por controlar la realidad cae en el exceso o klipá[3] de la inteligencia, la cual se traduce en una sobreprotección que el individuo hace de su Yo.
La Sabiduría por su parte tiene que ver con el conocimiento intuitivo. En esta dimensión se encuentran los sueños, la creatividad, los símbolos, la profecía y las ideas más abstractas que esperan ser conceptualizadas por la Binah para salir a luz. La Sabiduría o Jojmá representa al padre arquetípico, padre que al unirse con la madre en una copulación constante dan a luz al Conocimiento o Daat.
Daat en lenguaje simbólico es el hijo de la Sabiduría y la Inteligencia. Todo Conocimiento en Kabbalah no sólo es conceptual e intuitivo sino que debe ser verificado en la realidad material de este mundo en el cual nos hemos manifestado. Dicho de otro modo, conocimiento que no es práctico ni vivencial puede ser cualquier tipo de gnosis, pero no es Daat de acuerdo a la mística hebrea.
Todo iniciado en los misterios y los secretos ocultos de la Kabbalah debe esforzarse por adquirir conocimiento, inteligencia y sabiduría. Pero sobre todo, por nunca olvidar esta sencilla lección: Somos aprendices de sabios. Aprenderemos de todo y de todos.
[1] Yetizirá es el Universo de la Formación. Es el Mundo en el cual existimos como seres humanos.
[2] Sefirá es la palabra hebrea que usamos en Kabbalah para referirnos a una dimensión en particular del Árbol de la Vida. Sefirot es el plural.
[3] Klipá significa transgresión. Puede ser producida por exceso o por defecto. A medida el iniciado avanza en conocer los secretos de la Kabbalah, aprende a equilibrar sus transgresiones o defectos, logrando así ser una persona virtuosa, equilibrada.