En toda familia por regla general encontramos a la oveja negra. De acuerdo a la Cábala -para sorpresa de muchos- la oveja negra es la oveja blanca. ¿Por qué razón la mística hebrea se atreve a decir esto? La razón es que el hijo o la hija que etiquetamos como oveja negra no tiene ningún problema, excepto el haber nacido en una familia que no comparte la misma raíz de su alma.
De acuerdo a la Kabbalah el alma se divide en cinco niveles:
- Nefesh o alma animal
- Ruaj o alma emocional
- Neshamá o alma intelectual
- Jaiá o la voluntad del alma
- Iejidá o la unión del alma con el Ein Sof
Cuando el sujeto a través de un esfuerzo constante asciende en sus niveles de consciencia llegando a alcanzar la conciencia Neshamá, comienza a percibir el universo superior de Atzilut – universo que está afuera del marco espacio-temporal – y progresivamente capta lo que se conoce como la raíz del alma[1], es decir su esencia, el nombre de su energía que ha descendido a este mundo a cumplir una función específica. En muchas ocasiones la Neshamá encarna en una persona cuya familia y entorno contribuyen de manera natural a que el alma se revele, es decir, se manifieste con toda su potencia.
Pero en otras ocasiones la Neshamá corporiza en un Nefesh (cuerpo de sangre y carne) y Ruaj (alma emocional) altamente condicionados por una moral, un sistema de creencias, un grupo de valores y una religión familiar que son contrarios a la misión que el alma vino a cumplir. Es aquí cuando el alma se rebela, y no revela la función por la cual vino a este mundo.
La oveja negra es la oveja blanca, es la oveja que desea ser fiel a sí misma, es el hijo que lucha en su interior, en soledad, preguntándose a sí mismo la razón del porqué no logra encajar en su familia. Por un lado quiere respetar las costumbres y creencias familiares, pero por otro lado quiere desplegar sus alas y revelar su luz.
La oveja negra o rebelde es una oveja que en realidad desea cumplir el sentido existencial de su vida pero que en su camino particular fue depositada en el seno de una familia cuyos miembros pertenecen a otra raíz del alma. Oveja negra no dejes de balar. Un día entenderemos que la unidad familiar no implica uniformar. Que tanto el blanco como el negro son caras de la misma Luz.
[1] De acuerdo a la tradición de la Kabbalah existen 600,000 raíces del alma, número al cual alude el libro de Éxodo al narrar la cantidad de almas que salieron de Egipto. La Neshamá de cada individuo se encuentra en una de esas raíces. En una raíz en particular pueden haber muchas neshamot, o almas gemelas.
Por: Ken M.