La palabra Cábala puede causar un poco de escepticismo, duda, desconfianza o temor en algunos, pero la Cábala trata de resolver dos interrogantes: ¿Cómo Dios creó al mundo? Y ¿Cuál es el sentido de nuestra vida? Es en torno a esas dos interrogantes que se desarrolla su contenido.
¿Cábala? ¿Qabalá? ¿kabbalah? ¿Cuál es la manera correcta? Todas traducen la misma palabra del hebreo קַבָּלָה la manera de escribirlo difiere ya sea por el idioma español o inglés, entre otros. La transliteración correcta sería qabbalah, en español la escribimos con C por nuestro uso de letras, en inglés con k y aunque su acentuación sería en la última a, su uso diario la adquirió en la primera a, quedando en español como Cábala.
Cábala es la mística espiritual que nace dentro del mundo judío pero hoy se ha abierto a la sociedad en general. El término proviene del verbo hebreo lekabel, recibir, ¿Recibir qué? La tradición, pero entendiendo la tradición, no como un conjunto de dogmas sino de sabiduría que por años ha tenido el pueblo judío. La Cábala es el estudio de todo “se entiende como el estudio de la totalidad que podemos percibir y de aquella que no vemos ni sentimos.”[1] Aquí está todo: el ser humano, su entorno, su interior, su fuente, y cómo comprender estos temas y sus relaciones entre sí.
La Cábala tiene un mapa, por así decirlo que es el que nos guía por la vida para poder sacar el mejor potencial de nosotros. Este mapa se llama: Árbol de Vida. Este Árbol contiene 10 dimensiones que se relacionan y conectan entre sí. Nuestros desequilibrios vienen cuando alguna de estas esferas tiene un dominio sobre alguna otra. Cuando todas estas esferas están en armonía es donde hay un equilibrio en la persona. Estas son las esferas:
- Keter (La Corona o Reino de los Cielos) Conciencia del Ein Sof, del Infinito, y de nuestra relación con Él. Encontramos Keter cuando logramos desarrollar la chispa divina dentro de la realidad (Maljut).
- Jojmá (La Sabiduría) Esta esfera sería como un mar donde no hay teorías, ni ideologías, sino solo posibilidades, donde podemos aprender. Nunca llegamos a ser sabios, solo aprendices de sabios.
- Biná (La Inteligencia) Es la que le pone cercos al mar de Jojmá y los organiza y encausa a fin de que mi receptor pueda comprenderme. Cuando la sabiduría y la inteligencia trabajan en total armonía, surge el conocimiento (Daat). Aquí se encuentran los miedos.
- Jesed (La Misericordia) Aquí entra el dar, cuando doy crezco personalmente y asciendo. Entre más doy, más recibo, pero doy por el placer de dar. “El deseo del alma es dar, el deseo del cuerpo es recibir”[2]
- Gevurá (La Fortaleza) Esta esfera me ayuda a ponerle límites a mi dar, no puedo dar siempre, no puedo decir siempre que sí, la gevurá es la que me ayuda y enseña a decir que no. Aquí se filtra para destruir lo negativo y retener lo mejor. Debemos aprender que tenemos límites, somos seres finitos
- Tiferet (La Belleza) es la dimensión de equilibrio entre jesed y gevurá es aquí donde el dar y el recibir se dan la mano. Aquí se encuentra el Yo ideal, la paz interior, la madurez.
- Netzaj (La Victoria) El Yo real, nuestros sentimientos “Alcanzamos la victoria cuando logramos comprender la existencia de un sentimiento”[3]
- Hod (La Gloria) Lenguaje estructurado
- Yesod (El Fundamento) Cómo me perciben los demás y quién soy en realidad. Aquí se encuentra el ego, el Yo social.
- Maljut (El Reino) Esta es la dimensión material, lo que nuestros sentidos pueden percibir de una manera limitada. En esta dimensión se materializa la espiritualidad que hay en Keter.
Si logramos tener armonía entre estas dimensiones, lograremos un equilibrio en nuestras vidas y lograremos encontrar el propósito para el cual venimos a este mundo, sacando así nuestro mayor potencial que nos llevará a la felicidad y a la plenitud del alma.
[1] Sabán Mario, Sod 22 El Secreto, Del Reino Impresiones S.R.L., Buenos Aires, Argentina, 2016, pág. 51
[2] Sabán Mario, 30 Chispas de Luz, edición digital La Voz Edita y Comunica, España, 2019, pág. 37
[3] Sabán Mario, Sod 22 El Secreto, Del Reino Impresiones S.R.L., Buenos Aires, Argentina, 2016, Pág. 71